viernes, 27 de noviembre de 2009

La violinista


Por que a veces también sufrimos desengaños


Sus dedos se movían con una agilidad y una precisión exacta sabía exactamente como hacerlo, con sus manos era capaz de provocar sentimientos intensos, con sus manos y con su violín. Tocaba en una orquesta sinfónica, no era la primer violín ni mucho menos, pero a mi me parecía una artista excelente. Vivíamos casi pared con pared y cuando ella ensayaba en casa yo me tumbaba en cama boca arriba con los ojos cerrados, dejándome llevar por las notas que brotaban de aquel maravilloso instrumento gobernado por una joven promesa de la música clásica.


Me parecía una mujer muy hermosa y elegante, de unos veinticinco o treinta años, morena, con la piel blanca y no demasiado alta. Me recordaba a una princesa de cuento. Se pasaba muchas semanas fuera por culpa de su trabajo y en ese tiempo a mi se me daba por poner música clásica a todo volumen para paliar la falta de mi violín vecino, al cual me estaba enganchando de una manera sorprendente.


Una mañana la sentí ensayar, me armé de valor, me dirigí a su puerta y... en vez de pedir sal, le pedí de favor un a entrada para el concierto que daban en la ciudad el viernes por la noche. Le expliqué que iba a ir yo sola y que desde que ella residía en el edificio me había enganchado a su violín. Sonrió y me invito a tomar algo después del concierto.


Nerviosa busque mi traje de gala, mis tacones, maquillaje de fiesta, todo lo necesario para ir a un acto de ese tipo, aunque tenía un nudo en la boca del estomago y un cosquilleo por todo el cuerpo como si la cita de mi vida se tratase, intente convencerme que era por la situación, en ese estado me fui al concierto.


No recuerdo que tocaban ni si quiera recuerdo a la gente o al teatro, solo a ella. Estaba en el medio de toda aquel jaleo de instrumentos, preciosa con un traje de noche y un recogido que dejaba ver sus facciones de muñeca de porcelana. No fui capaz de escuchar nada solo a su violín, no ví al director marcando los compases, ví a aquellos dedos acariciando las cuerdas como si estas fueran mujeres. Durante dos horas mi imaginación voló con la música y la violinista pero como todo lo bueno, el concierto llego a su fin.


La lleve a cenar a un elegante restaurante, hablamos de temas superfluos aunque divertidos, de las noticias de la tele, y cuando llego el momento de la pregunta de “¿Que te pareció el concierto?” como una idiota le dije la verdad sin ni siquiera saber si era heterosexual. Y si, lo era.


Me dijo que le honraba mucho, que no le importaba que yo fuese lesbiana y un largo etc, durante un rato desee que se abriese un agujero en la tierra y me tragase pero eso no sucedió. Nos fuimos a casa y se zanjo el tema con un “buenas noches”, de manera sorprendente nos hicimos muy buenas amigas y aquella vergonzosa noche se fue olvidando. Un día me presentó a una compañera de la orquesta que tocaba la viola.


La compañera si entendía y también como buena música tenía una gran precisión en sus suaves manos.......


En algún momento todas pasamos el mal trago de dar el primer paso y no siempre recibir la respuesta que deseamos aunque en más de una ocasión salimos ganando y podemos buscar alternativas.




jueves, 26 de noviembre de 2009

La cuenta cuentos lesbiana



En muchas ocasiones la monotonía no nos permite ver la magia que tenemos a nuestro alrededor...

Los niños ya no leían cuentos, se entretenían con la televisión, las videoconsolas o con los teléfonos móviles y los cuenta cuentos se conformaban con ir de vez en cuando al colegio a contar historias contratados por alguna asociación de padres o a alguna cafetería donde la media de edad superaba con creces los dieciocho años. Algunos relataban sus historias en alguna olvidada Bitácora de Internet, como era el caso de la cuenta cuentos lesbiana, pero este personaje no era uno más, era una cuento cuentos mágica.

-Oye, ¿Sabes que la cuenta cuentos es lesbiana?-decían algunos al escuchar aquellas historias tan femeninas.
-Si, ¿Sabes que el vecino del cuarto es heterosexual?-respondía ella si llegaban a sus oídos los comentarios.

La chica de los cuentos se inspiraba gracias a los pequeños y mágicos amigos que la visitaban por las noches, las ratoncitas, los peluches y una larga lista que ayudaban a mantener viva su imaginación y la de aquellos pocos que leían o escuchaban sus historias. En más de una ocasión, sus pequeños seres nocturnos, se desplazaban a las casas de los que conocían su existencia, gracias a los cuentos, para cometer alguna que otra pilleria o hacer soñar a alguien capaz de creer en ellos.

Pero la cuenta cuentos no podía hablar siempre con sus amigos mágicos, solamente era capaz de verlos en caso de estar enamorada o feliz y además no debía preocuparse demasiado por las cosas mundanas del día a día ,porque la magia desaparecería para siempre.

Ella solo podía enamorarse de chicas, nunca supo explicarle a alguien las razones, pero dicen que cuando te enamoras no eres capaz de controlar tus impulsos simplemente sucede. Tenía la suerte de tener a su lado a otra magnifica mujer que aunque no veía a los pequeños amigos de su novia creía en ella y la apoyaba en todo momento, a la cuenta cuentos no le preocupaba su falta de inspiración ya que cumplía el primer requisito indispensable, estaba enamorada de una chica y además era correspondida,

Pero llego un día en el que ya no pudo escribir más, buscó a sus amigos y no estaban allí, le pregunto nerviosa a su bolígrafo mágico, que siempre la acompañaba, pero de pronto era un objeto como otro cualquiera, inerte. Fue corriendo a encender su ordenador y no le dijo más que el sistema operativo que llevaba dentro. La cuenta cuentos no sabía porque aquello estaba sucediendo, comenzó a preocuparse cada vez más sin darse cuenta de que con ello alejaba a sus musas. En el trabajo también empezó a estar irascible y malhumorada, a los pocos meses la chica ya no era capaz de escribir ni una carta.

Su novia vio todo lo que estaba pasando, en un principio creyó que ya no la querían, hasta que con paciencia descubrió que el estrés laboral y los problemas diarios la estaban consumiendo, una noche cansada ya de tantos nervios secuestró a la cuenta cuentos, la metió en el coche y la llevo a un lugar mágico, el parking donde iban a estar juntas antes de tener un techo donde cobijarse a solas, con este detalle la pluma volvió a escribir y su blog fue leído de nuevo.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

El imán de la nevera

A veces vale la pena pensar en positivo para atraer cosas mas positivas aún

Estaba pasando una noche horrible, de esas en las que hace frío te duele la garganta y aún encima no puedes dormir. No tenía una gran inspiración para contar nada en ninguna de mis bitácoras y quedaban pocas horas para comenzar el día e ir a trabajar así que decidí utilizar el antiguo método de tomar un vaso de leche caliente antes de acostarme. Armada con dos capas de ropa encima cual esquimal en el polo norte, me dirigí en la oscuridad hacía la cocina donde escuché unos leves ruidos en la puerta de la nevera, las gotas de agua golpeando en el fregadero y la aguja segundera del reloj de la pared recordando que pronto sería la hora de levantarse de nuevo.


Mi novia estaba en un congreso de trabajo y no llegaría hasta el fin de semana, eso para mí era una terrible situación, ya que me había acostumbrado tanto a dormir con ella, que ahora no era capaz de dormir sola en el fondo me tenía demasiado mimada. De nuevo escuche el ruido de la nevera, abrí la puerta cogí la leche e hice todo el proceso para poder beber mi taza de leche con cacao, me senté a la mesa y de pronto sentí como algo pasaba por encima de mi hombro y caía sobre la mesa casi dentro de la tan ansiada taza de leche caliente, era uno de los imanes decorativos del frigorífico el que tenía forma de tigre.

Sorprendida me disponía a colocarlo de nuevo en su sitio cuando se removió de mi mano y salto de nuevo a la mesa. Abrí la boca de la impresión y acerque mi cabeza al felino imán para verlo de cerca y cerciorarme de que aquello no era un sueño.

-No me mires así, tu ya sabes de sobra que existimos, cuentas cuentos gracias a nosotras, por lo menos déjanos  unas horas para descansar y deja de gruñir!!!!-dijo la tigresa con tono de enfado.

-Es mi casa, además yo tampoco puedo dormir-repliqué casi pidiendo disculpas.

El imán salto a mi hombro y esperó, no con demasiada paciencia, a que me terminase mi vaso de leche que acompañé con galletas. Durante todo ese tiempo no hizo mas que decirme que debería preparar una sorpresa para que cuando llegase mi novia de su viaje de trabajo no me encontrase ojerosa, gruñona y casi deprimida. Molesta por las imposiciones de aquella gata salvaje de nevera abandoné la cocina para por fin poder dormir unas horas.

Cuando me desperté no tenía muy claro si todo aquello había sido un sueño, pero decidí hacerle caso al imán, ya que quedarme llorando en casa no era una buena forma de demostrarle a mi futura mujer que la había echado de menos. Reservé unas rosas, compré unas botellas de vino y anoté para el día siguiente el menú para preparar una romántica cena. Esa noche dormí profundamente y sin pesadillas.

Al día siguiente terminé los preparativos de la cena, me puse guapa y... cuando entró por la puerta me abalancé en sus brazos como si no la hubiese visto en tres meses (realmente esa era la sensación que tenía) Ella agradeció el recibimiento y la cena. Además como la noche anterior había descansado bastante bien, pasamos una velada nocturna de lo más agradable eso si, cerrando la puerta de la cocina por posible arañazos gatunos. La mejor forma de no pensar en negativo es obligarse a hacer cosas positivas, en este caso por lo menos ha funcionado.



martes, 24 de noviembre de 2009

Las tortugas (Porque las lesbianas tambien llegamos a abuelas)


Porque no todo van a ser historias de amor desde aquí un pequeño homenaje y una pequeña reflexión acerca de la tercera edad.

Eran las más viejas de todo el bosque, tranquilas y relajadas caminaban a su paso sin que les importase lo más mínimo lo que pasase a su alrededor, ellas siempre iban juntas y el resto de los animales del bosque decían que aunque eran viejas y lentas su valentía e inteligencia les tenía salvado de algún peligro en más de una ocasión. Las tortugas no eran una pareja demasiado social ya que su edad y su velocidad no les permitía salir a las fiestas en el claro del bosque, además aunque ellas se conservaban muy bien, sus amigos tenían algún que otro achaque y los jóvenes de hoy ya no respetaban tanto las canas como antes.


Llevaban juntas cerca de ochenta años, ya tenían sus caparazones desgastados, su piel ya no era tan tersa como antes y en sus caras se podían vislumbrar unas prominentes ojeras acompañadas de lo que las tortugas llamaban arrugas sexy. Ambas guardaban dentro de sus caparazones unos viejos anillos de boda y aunque en su largo camino como matrimonio lésbico no todo había sido felicidad, todavía cuando van a tomar el sol a la orilla del río se miran fijamente a los ojos durante horas como si del primer cortejo de enamoradas se tratara. A veces los castores mas jóvenes se metían con ellas y les lanzaban pequeños troncos para intentar romper aquella imagen. -"Abuelas que ya no tenéis edad para esas cosas dejad el rió para nosotros-" o -"Pero que hacéis juntas si a vuestra edad después del noticiero a dormir"- les decían . (aclarar que en el bosque ya nadie se metía con su lesbianismo después de tantos años de relación)


Poco a poco se fueron retirando de los sitios públicos, de el río por que sus caparazones ya no estaban para sufrir golpes, de las fiestas por su edad, tan solo iban con el resto de jubilados a jugar a las cartas o a charlar de tiempos pasados. Esto las fue consumiendo rápidamente, ya no tenían de que hablar ya que no hacían nada en especial, la falta de sol y de ejercicio las estaba envejeciendo más aún y a ninguno de sus vecinos parecía importarles lo más mínimo hasta que las viejas lesbianas apenas salían ya ni a comer.

Una mañana recibieron una propuesta del profesor de los niños -Los jovenes ya no saben como se formo nuestra comunidad, ¿Porque no venís a contar vuestra historia al colegio?-les preguntó. Tardaron en decidirse pero como se sentían solas y aquello solamente era hablar decidieron aceptar la propuesta.

Los primeros días los muchachos de la escuela no prestaron demasiada atención a aquellos dos vejestorios, hasta que estas empezaron a relatar sus grandes hazañas de tortugas resistentes gracias a ellas aquellos chicos podían en aquel hermoso lugar (a ellas y a sus abuelos) así que poco a poco ambas partes fueron se fueron respetando cada vez más hasta llegar incluso a entablar alguna que otra amistad con aquellos curiosos mozalbetes que aprendían a una velocidad vertiginosa.


Con la actividad la vieja pareja comenzó a moverse otra vez y recuperó parte de la salud, de la alegría y de las ganas de vivir, hasta llegaron a celebrar los cien años de casadas juntas acompañadas de todos sus vecinos que por primera vez se adaptaban a su lentitud al hacer las cosas y los jóvenes aprendieron a respetar un pasado que les dio un presente  y una edad que ellos tendrán algún día

miércoles, 11 de noviembre de 2009

La anti-sistema y la “chica clásica”

Basada en una historia real esta es la demostración empírica de que los polos opuestos se pueden atraer además una manera de demostrar que existen lesbianas de todo tipo lo de las camisas de cuadros ya no se lleva...

Era una chica rebelde luchaba por un mundo mejor, su estética gritaba por todos los lados lesbiana y revolucionaria camisetas ajustadas del Ché, boinas con la bandera de la II república española, palestinas todo eso mezclado con un pelo corto engominado formando pinchos y acompañado por unas botas militares. Le gustaba leer, le apasionaba el cine clásico y se pasaba horas en movimientos sociales o manifestaciones según cuadrase el día.

Estaba soltera y no tenía la menor intención de tener una novia formal aunque en aquellos momentos no lo reconociese tenía miedo a que le hiriesen lo único contra lo que ella no se podía rebelar, su corazón. Como buena rebelde y joven de veinticinco años le encantaba salir de fiesta, así que esa noche cuando su amigo de toda la vida la fue a buscar, no pensó en lo que llevaba puesto y se fue de marcha dispuesta a terminar con todas las botellas de ron del local. Entre chupito y chupito al final de la noche se fue con su amigo heterosexual a su bar de ambiente preferido a ver que encontraba para terminar la fiesta.

Nada más llegar al local una amiga fue corriendo a saludarla “Vaya horas chica, alguien te quiere conocer”. Siguió a su amiga hasta la barra del local y la vio era estéticamente todo lo contrario a ella, pelo suelto y liso, ropa elegante... aquella chica desprendía un aire de timidez que jamás había visto en un local gay, realmente parecía sacada de un colegio privado o algo parecido, pero el corazón de la rebelde se desboco. La chica anti-sistema se quedo mirando a los ojos grandes y hermosos que la miraban como si la estuviesen analizando centímetro a centímetro. Después de una presentación un tanto extravagante de la amiga en común y unas cervezas sumadas a los chupitos anteriores encima, la rebelde se atrevió a hacer una declaración “hasta que seas mía no voy a parar” lo que provoco una carcajada a su recién presentada amiga.

Durante las siguientes semanas se hicieron muy amigas, hablaban de filosofía, de cine, de libros, se contaban intimidades y como en toda relación de lesbianas que se precie se consolaron mutuamente por el daño sus malvadas ex les habían infligido. Nadie se explicaba como aquellas dos mujeres a simple vista tan diferentes se podían llevar tan sumamente bien, desde fuera era como si un ángel y un diablo se hiciesen íntimos amigos y creédmelo se hicieron tan amigas que a la valiente y lanzada rebelde le costo un ataque de celos poder besar a su nueva amiga. Tanto se enamoró de ella que se sentía como una niña de quince años cada vez que la miraba a los ojos, temblaba de pies a cabeza.

Se besaron si, después de semanas de cortejos y largos cafés hasta horas de la madrugada, se besaron en la puerta de un local, no pudieron explicar lo que en aquel beso sintieron pero desde aquel momento y en aquel segundo fueron conscientes de que les iba a ser muy complicado separarse la una de la otra, ese beso abrió la caja de Pandora escondida en el pecho de ambas y marco el inicio de una relación larga pero no sin complicaciones.

CONTINUARÁ

palyginti kainas