Los tabúes han provocado durante siglos represiones de todo tipo, la represión sexual sobre todo sigue afectando a las mujeres...
Me sentía sola y apática, llevaba varias noches sin sentir tu cuerpo tumbado a mi lado, tus manos recorriendo mi piel, tu aliento acariciando mi cuello mientras me abrazas por detrás, tus dedos buscando cualquier novedad e indagando entre mis piernas encontrando secretos insospechados y casi siempre novedosos.
Las madrugadas se convierten en largas horas sumidas en una triste oscuridad si no estás junto a mí, mi estado de animo se ve afectado durante el día sintiéndome triste o decaída o incluso malhumorada. Las escenas picantes de las películas se convierten en una dulce tortura si tus artes amatorias no están disponibles en esos momentos de pasión interna.
Me esperaba otra noche de soledad en nuestra alcoba, estaba cansada y decaída pero por alguna razón no era capaz de entablar el sueño. No paraba quieta, giraba nerviosa por la cama deshaciendo las colocadas y estiradas sabanas. Cerré los ojos intentando relajarme e intente respirar despacio y profundamente para relajarme, mi pecho se movía hacía arriba y hacía abajo marcando el ritmo de mi movimiento respiratorio.
Una suave voz femenina invadió mis pensamientos; era una voz atractiva, suave y profunda, pausada , delicada e increíblemente sensual. Voz hipnotizadora de sentidos, capaz de convencer y controlar a cada sonido mi raciocinio. Como si de un hechizo se tratase mi respiración se fue tornando cada vez mas y mas fuerte, mi cuerpo subió de temperatura y mis piel comenzó a sudar para mitigar esa nueva sensación. La voz mientras tanto no paraba de susurrar, intercalando suspiros irresistibles para mí. Sin embargo nadie mas que yo, estaba en esa cama.
Obedeciendo fielmente a esa desconocida hechicera nocturna, mis manos acariciaron mi cuerpo, suavemente, con la sabiduría de quien te conoce desde que has nacido. Recorrieron acompasadas de la femenina voz mis pechos, mi ombligo, mis manos y la voz se convirtieron en una sola alma. Yo solo podía sentir placer.
Mis manos bajaron hasta las ingles, separaron con agilidad la ropa interior, dejando mi excitada piel en contacto con las sabanas como unas expertas amantes y mientras la voz gemía placenteramente, se deslizaron por mi sexo, provocando a su vez que suspirase de placer.
Perdí la noción del tiempo y casi de mis emociones, una sacudida de sensaciones incontrolables, hizo que temblase durante segundos cayendo agotada y feliz sobre la almohada que sujetaba mi cabeza. El teléfono sonó, lo levante y escuche tu voz : “Te Amo” . Me dormí aunque en la distancia abrazada a ti.
Por la mañana la voz femenina me despertó.
-Soy el hada que cuida de tu cuerpo, escúchame, déjate llevar y serás feliz.
Todas tenemos una excitante y bella hada que vigila nuestras sensaciones nocturnas...
1 comentario:
Wow la imaginacion y la pasion son virtudes que si duda merecen mi aplauso. Gracias por compartir tu historia
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