miércoles, 25 de noviembre de 2009

El imán de la nevera

A veces vale la pena pensar en positivo para atraer cosas mas positivas aún

Estaba pasando una noche horrible, de esas en las que hace frío te duele la garganta y aún encima no puedes dormir. No tenía una gran inspiración para contar nada en ninguna de mis bitácoras y quedaban pocas horas para comenzar el día e ir a trabajar así que decidí utilizar el antiguo método de tomar un vaso de leche caliente antes de acostarme. Armada con dos capas de ropa encima cual esquimal en el polo norte, me dirigí en la oscuridad hacía la cocina donde escuché unos leves ruidos en la puerta de la nevera, las gotas de agua golpeando en el fregadero y la aguja segundera del reloj de la pared recordando que pronto sería la hora de levantarse de nuevo.


Mi novia estaba en un congreso de trabajo y no llegaría hasta el fin de semana, eso para mí era una terrible situación, ya que me había acostumbrado tanto a dormir con ella, que ahora no era capaz de dormir sola en el fondo me tenía demasiado mimada. De nuevo escuche el ruido de la nevera, abrí la puerta cogí la leche e hice todo el proceso para poder beber mi taza de leche con cacao, me senté a la mesa y de pronto sentí como algo pasaba por encima de mi hombro y caía sobre la mesa casi dentro de la tan ansiada taza de leche caliente, era uno de los imanes decorativos del frigorífico el que tenía forma de tigre.

Sorprendida me disponía a colocarlo de nuevo en su sitio cuando se removió de mi mano y salto de nuevo a la mesa. Abrí la boca de la impresión y acerque mi cabeza al felino imán para verlo de cerca y cerciorarme de que aquello no era un sueño.

-No me mires así, tu ya sabes de sobra que existimos, cuentas cuentos gracias a nosotras, por lo menos déjanos  unas horas para descansar y deja de gruñir!!!!-dijo la tigresa con tono de enfado.

-Es mi casa, además yo tampoco puedo dormir-repliqué casi pidiendo disculpas.

El imán salto a mi hombro y esperó, no con demasiada paciencia, a que me terminase mi vaso de leche que acompañé con galletas. Durante todo ese tiempo no hizo mas que decirme que debería preparar una sorpresa para que cuando llegase mi novia de su viaje de trabajo no me encontrase ojerosa, gruñona y casi deprimida. Molesta por las imposiciones de aquella gata salvaje de nevera abandoné la cocina para por fin poder dormir unas horas.

Cuando me desperté no tenía muy claro si todo aquello había sido un sueño, pero decidí hacerle caso al imán, ya que quedarme llorando en casa no era una buena forma de demostrarle a mi futura mujer que la había echado de menos. Reservé unas rosas, compré unas botellas de vino y anoté para el día siguiente el menú para preparar una romántica cena. Esa noche dormí profundamente y sin pesadillas.

Al día siguiente terminé los preparativos de la cena, me puse guapa y... cuando entró por la puerta me abalancé en sus brazos como si no la hubiese visto en tres meses (realmente esa era la sensación que tenía) Ella agradeció el recibimiento y la cena. Además como la noche anterior había descansado bastante bien, pasamos una velada nocturna de lo más agradable eso si, cerrando la puerta de la cocina por posible arañazos gatunos. La mejor forma de no pensar en negativo es obligarse a hacer cosas positivas, en este caso por lo menos ha funcionado.



No hay comentarios:

palyginti kainas