miércoles, 20 de febrero de 2008

Sirenas nocturnas

Los sueños se pueden convertir en realidad, solo es cuestión de creer... Nada es imposible

La noche se acercaba, el sol se escondía detrás del mar dibujando nubes con tonos rojizos, sentía la arena todavía caliente debajo de mis pies y me senté a disfrutar de esa brisa marinera y de ese olor tan especial a libertad que solo disfrutan las tierras bendecidas por las olas de agua salada.

Adoro el mar, puedo pasarme horas observando las corrientes y los dibujos que pinta el aire cuando besa a su amado océano. Pierdo la noción del tiempo en estas situaciones y a veces la noche cerrada me indica que es el momento de regresar a mi hogar.

La temperatura era cálida, me tumbe en la arena a disfrutar de un momento de armonía, cerré los ojos para escuchar la perfecta sinfonía de la naturaleza, las olas rompiendo en las rocas, y esa noche ademas el mar traía el sonido de risas, femeninas, divertidas, sensuales. El ruido del mar se mezclaba con unas voces hipnóticas que parecían elevarme a otro lugar diferente, especial.

Me dormí unos minutos, cuando abrí los ojos, las estrellas iluminaban la noche. Las risas femeninas continuaban, me desperecé y observe un grupo de hermosas mujeres con sus torsos desnudos correteando por la playa.

Jóvenes chicas con cuerpos casi perfectos, curvas impresionantes para los ojos de cualquier mortal, largos y oscuros cabellos que cubrían la espalda de esta magnifica creación. Jugaban entre ellas a la pilla, algunas como niñas pequeñas dibujaban corazones y castillos en la arena húmeda. Se besaban con pasión y ternura a la vez. Ante tal espectáculo no me atreví ni a toser.

Me senté en la toalla, mi corazón latía con fuerza y mi cuerpo quería bailar y jugar con aquellas hermosas mujeres que me acaban de hechizar con sus movimientos delicados y sensuales. Por segundos quería ser yo la que recibiese esos besos apasionados de esos perfectos y rojos labios.

Una de las chicas pareció percatarse de mi presencia. Se dirigió hacía mi toalla, se sentó a mi lado y me ofreció mi sudadera que estaba llena de arenas.

-Hace frío, deberías abrigarte- dijo amablemente.

-Si es verdad, tienes razón-me temblaba la voz al tenerla tan cerca.

Cogió mi mano y me llevo a la orilla, no sabía que hacer ni que decir ante tal preciosidad, me temblaban las piernas incluso y sus ojos despertaban en mi instintos dormidos y reservados para momentos de lujuria con otras mujeres. Sin mediar palabra, me besó dulcemente en los labios, colocó mis manos en su cintura y su lengua jugo con la mía de una forma mágica e indescriptible, mis manos se deslizaron por su suave espalda acariciando la piel de la mujer más perfecta que hasta el momento conocí. Ella correspondió acariciando mis pechos, y perdidas las dos a la orilla del mar hicimos el amor colmando nuestros cuerpos de orgasmos imposibles.

El amanecer llegó, la luz de sol golpeó mis ojos soñolientos, me giré y ella dormía plácidamente a mi lado. Tengo una gran suerte, la mujer de mis sueños esta a mi lado, esa sirena que navega entre las tempestades y el fondo de los mares para protegerme y traerme la felicidad. Belleza que me embelesa y me vuelve loca, mi sirena nocturna eres tú.


No existe nadie más mágico que la persona que amas y además te ama.



1 comentario:

Clementine dijo...

awwwwwwwwwwque hermoso es amar y tener a quien amas por las mañanas

palyginti kainas