martes, 20 de octubre de 2009

Amor de convento (Part 1)

Muchas personas insisten en enseñarnos lo que es el amor, a algunas nos ha tocado descubrirlo por nosotras mismas dedicado a tod@s las que han sufrido por no creer en el Papa

Hace no demasiado tiempo en un lugar no demasiado lejano una hermosa joven fue enviada a un convento de monjas para aprender buenos modales, educación y de paso ver si las hermanas y el acercamiento a Dios templaban el corazón de aquella indomable mujer. Para los padres de la chica, esta debería de convertirse en una perfecta dama dedicada a las tareas del hogar para encontrar un buen marido que la quisiese y traer hijos a este mundo, porque eso es lo que la iglesia dice que debe ser el amor natural y placentero que colma los corazones de felicidad.

La hermosa joven no entendía donde se encontraba el pecado de amar a alguien, de entregarse de tal forma que dos cuerpos se fundiesen hasta convertirse en uno como ella había leído en aquellas novelas románticas, no entendía porque la obligaban a rezar el rosario, a taparse el pelo y a decir que tenían que ayudar al prójimo cuando se castigaba a la gente que pensaba de manera diferente, nuestra joven no entendía el porque si todos eramos hijos de dios las mujeres no podían oficiar la misa y no sabía que tal crimen había cometido para estar encerrada en aquel aburrido lugar.

Después de varios castigos y muchos debates teológicos nuestra chica aprendió que era mejor no llevarles la contraria así que decidió decirles que si a todo, era menos problemático buscar una forma de huir aunque fuese por algunas horas de la madre superiora y de sus compinches. Por las noches se levantaba de su catre mientras el resto de chicas dormía y se escapaba la biblioteca a leer libros prohibidos (como los de anatomía y ciencia) o al campo que estaba al lado de la capilla a contemplar la luna y las estrellas soñando con poder ser libre algún día.

Una noche se vio sorprendida por una de sus compañeras que haciendo lo mismo que ella también hacia novillos por las noches. Guardando el secreto de sus escapadas nocturnas se hicieron muy amigas. Se dejaban notas en las taquillas, fijaban un horario para escaparse juntas y recorrer los pasillos del tenebroso convento y con timidez leían algunas revistas para adultos a sabiendas de que si las monjas las descubrían leyendo aquello como mínimo las excomulgaban.

Aquellas revistas provocaban reacciones desconocidas para ellas, se les aceleraba el corazón, sentían una extraña humedad entre las piernas, y tenían unos golpes de calor tales que algunas mañanas se veían obligadas a darse largas duchas de agua fría... Sin darse cuenta y sin saber que sucedía las chicas comenzaron a espiarse mutuamente, buscaban el cruce de miradas en las aburridas misas e inconscientemente sus cuerpos dejaban de mantener aquella distancia de amistad para abrazarse, aunque fuese de manera inocente, por las noches. Incluso, aunque esto jamás se lo reconocerían entre ellas, su instinto las llevo a ambas a acariciarse cuando regresaban de sus escapadas, a solas, en sus camas, descubriendo sensaciones de placer y espasmos que solo podían ser un regalo e invención de Dios...

Llegaron las vacaciones y cada una se marcho a su casa a disfrutar de su familia y de sus amigos, el convento no le gustaba a ninguna de las dos así que el hecho de estar separadas en verano en un principio no les iba a suponer ningún trauma, a fin de cuentas ellas tan solo eran amigas....


CONTINUARÁ...

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