viernes, 23 de octubre de 2009

El cerdito rosa y la canica (cuento para lesbianas desveladas)

A veces necesitamos saber que todo va a salir bien para poder dormir...

Llevaba unas cuantas noches durmiendo fatal, no paraba de dar vueltas en la cama una y otra vez de los nervios y cuando por fin me quedaba dormida era por cansancio físico más que por sueño. La incertidumbre de que iba a suceder en el futuro, los típicos problemas en mi lugar de trabajo y el cambio estacional me estaban dejando agotada, delgada y malhumorada. Definitivamente necesitaba un cambio en mi vida.

Mi novia me acababa de regalar un cerdito de peluche rosa pequeño y gracioso para llevar en el bolso, lo podía incluso usar de llavero pero era tan tierno con su hocico redondo, el cuerpo rechoncho y la cola retorcida que casi parecía un muelle, que me daba lástima estropearlo con el roce de las llaves o con los objetos que como toda mujer, llenaban mi bolsa de diario. Así que decidí colocar aquel gracioso cerdito rosa en mi mesita de noche vigilando mi vaso de agua y mi lectura nocturna.

Aunque me relajaba tener cerca un regalo de mi novia para dormir, seguía sin conciliar el sueño, aunque por el cansancio cada noche comenzaba a dormir más temprano. Una noche me desperté por un ruido al lado de la cama, abrí los ojos en la oscuridad y tuve la extraña sensación de ver al cerdito rosa jugando con una canica cual gitana con su bola de cristal. Llevaba un turbante en la cabeza y estaba sentado en mi libro con gesto solemne mirando fijamente la canica que estaba encima de un paquete de tisues. Debería de ir a un médico, pensé y seguí durmiendo.

A la noche siguiente cuando por fin había conseguido conciliar el sueño, sentí un cosquilleo extraño en la nariz, abrí los ojos y me encontré al cerdito sentado encima de la punta de mi nariz. El cerdito de un salto se coloco en la almohada y comenzó a tirarme de la oreja como si quisiese que girase la cabeza hacia su dirección, eso hice. De nuevo el cerdito se dirigió a la mesilla, agarró la canica con sus pequeñas manitas y comenzó a frotarla cual bruja en un parque de atracciones.

-Veo tu futuro-comenzó a decir con voz de espiritista experimentado-y el de tu mujer, deberías empezar a relajarte y a no preocuparte tanto por él-el cerdito respiro profundamente y prosiguió- disfruta de el presente, tienes un buen trabajo, una novia que te quiere y unos amigos que te respetan, cierra los ojos y te lo mostraré.

Obedecí al cerdito y soñé cosas hermosas, soñé con una romántica boda entre lesbianas, soñé con un trabajo mejor para las dos, soñé con una casa con niños, soñé con mis cuentos y mis hadas, soñé con dormir todas las noches acurrucada en tu pecho, soñé con tu cuerpo desnudo y tan bien me encontraba en aquel sueño que cuando por fin desperté me di cuenta que acababa de dormir un día entero.

A veces es más importante disfrutar de las ilusiones y los pequeños detalles que convertirlas en obsesiones, desde aquella noche supe que si realmente te propones algo lo consigues seguro. Siempre llevo a mi cerdito con su canica en el bolso, para recordar cada vez que te veo que mi ilusión es estar contigo disfrutando de los pequeños detalles mágicos.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

me gusto mucho gracias por la histori espero que sigas asi

Laura T. D. dijo...

Holaaaa!! Me gustó mucho tu blog. Ojalá puedas visitar el mio. SALUDOS!!!
http://labelle-indifference.blogspot.com/

palyginti kainas