sábado, 10 de octubre de 2009

La hormiga rebelde

Para ir abriendo boca y recuperando el hábito de escribir os dejo una pequeña historia...

He tenido que recorrer un largo camino hasta llegar aquí, he peleado con gigantes de grandes dimensiones, he luchado contra grandes sistemas patriarcales y capitalistas que intentaban alienarme para alejar cada vez más mi ansiada meta, me he visto obligada a ser una activista revolucionaría para poder tener acceso a una educación libre que me permitiese elegir mi camino libremente y todo esto ha sucedido porque nací siendo una hormiga obrera lesbiana. Incluso tengo un póster de “Hormigantz” en mi habitación al lado de la cama, un gran ejemplo a seguir por todas nosotras.

Cuando mi madre me trajo al mundo con mis hermanas ya nos explico que jamás seríamos reinas, que nuestro destino era trabajar para la comunidad y casarnos con un buen obrero, cuidar y rendir pleitesía a la familia real y como no traer más hermosas hormiguitas como nosotras a este mundo. He de reconocer que esto al principio no me disgustaba demasiado, hasta que la conocí a ella. Tropecé con mis patas una tarde de trabajo mientras nos organizábamos para llevar al hormiguero un suculento y enorme trozo de pan, todos continuaron su trabajo, porque era lo que debían de hacer, menos ella.

Ella era una hormiga hermosa, joven y muy diferente a las demás. Llevaba los labios pintados de un color intenso y provocador, sombras de colores en los ojos y una ropa ajustada que mis jóvenes ojos jamás habían visto antes. Ella rió a carcajadas al ver mi cara de asombro con su aspecto y yo como joven aprendiz no podía hacer mas que preguntarle donde había aprendido todas aquellas novedades como el maquillaje, la ropa, su manera de hablar y esa forma de hacer las cosas diferentes a los demás.

Me enseñó el mundo exterior los grandes y enormes muros que nos separaban de otros seres hermosos como las abejas y descubrí que yo no quería ser una hormiga obrera esclava.

Como no podía ser menos me enamoré locamente de aquella belleza libertaria y tuve la suerte de poder besar aquellos pintados labios además de averiguar cuanto podía llegar a disfrutar una hormiga en el juego de la cama. Con ella también aprendí a sufrir a darme cuenta de lo hermoso que puede llegar a ser el mundo y de lo crueles que son las hormigas cuando no entienden que la libertad de los demás no significa que se les ataque por sentir de una manera diferente. Como todo amor de juventud mi hormiga libertaria se perdió en el camino, pero eso ha hecho posible que ahora tenga una reina que acompañe mi camino diario y que con mi lucha de hormiga obrera acompañada de muchas otras como ella, la sociedad sea un poquito mejor.

Ahora con mi reina lucho por tener un hogar, un espacio donde la única norma sea rodearnos con nuestras patas todas las noches, así que desde aquí os animo a romper con lo que no os hace feliz, siempre encontrareis una hormiga reina que acompañe el camino, o un grupo de abejas que os ofrezcan amistad.

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palyginti kainas